El entendimiento de problemas complejos que se presentan en la realidad concreta, no deben ser estudiados como meras particularidades que se podrán analizar encerrados en ellos mismos, sino que por su misma característica compleja deben ser analizados a través de las relaciones inherentes de sus particularidades. Pretender caer en un simple juego electoral sobre la consulta popular y encerrarse en un Si o No, y varias decisiones más, es dejarse llevar por la espontaneidad de una coyuntura, lo cual para una organización revolucionaria es algo impensable. Quien desea considerar a la consulta como un fin, además de una particularidad dentro del proceso, es no entender la dinamia social del desenvolvimiento histórico. Esta consulta popular, al verla como una simple manifestación del presente y solamente del presente se olvida de ese bagaje histórico que hace emerger la problemática social que desencadena en los sucesos actuales.
El problema del poder judicial, en esta consulta, se ha incentivado el considerarlo como un apriorismo que en forma mágica han intentado borrar la intromisión de la política de una clase a través de la subordinación partidista en el poder judicial, como fue el abuso descarado del 5 de octubre de 1984 durante el Gobierno de León Febres Cordero que desconoció la elección parlamentaria de magistrados impidiendo, con el uso de las Fuerzas Armadas, el ingreso al Palacio de Justicia. Una cosa es decir no, y caer en una posición “ingenua” de olvidar que en medio del poder judicial existen sectas que responden a su conciencia y militancia derechista; y por el mismo lado, un no para garantizar en forma directa los intereses y el conservadurismo del inoperante poder judicial. El no, que fluye en diferentes vertientes, en ningún momento se lo clasifica para comprender su significado, sino que se mezcla en la gran corriente de la oposición.
La paradoja de la consulta reflejada por un imperativo categórico, se presenta entre el ser y el deber ser. En el primer momento el ser de esta consulta se expresa en dos formas: 1) la consulta trata los problemas reales que enfrenta el país sean estos: judiciales, medios de comunicación, seguro social, derechos de los animales, etc. y 2) Por presentarse esta consulta, debemos desenvolvernos como actores sociales, adelantarnos al proceso pero combatir con las armas que se presentan en estos momentos y lanzar una decisión clara. En ningún momento podemos estar al margen de los procesos sociales y peor aún de la historia.
Es así que el “deber ser” está jugando un papel protagónico en esta consulta, debemos clasificar que los problemas que existen y que se presentan son lo que no deberían ser, por lo tanto deben cambiar, sin embargo aquellos demagogos futuristas ya predicen al mismo tiempo lo que se convertirá el Estado en la acaparación total del poder ejecutivo, lo cual es un argumento que no se asienta en ninguna base, solo son discursos que escapan de lo real, lo concreto del ser.
Por otro lado, el punto más importante que se presenta en esta consulta, rota en torno al eje de Poder, este poder entendido como el abanico de oportunidades para organizar otro tipo de poder tanto como dentro del ámbito institucional como fuera de este.
A lo largo del neoliberalismo, se implantó un tipo de política que abarcó todos los sectores de la población, incluido por supuesto el judicial. Todas estas políticas que, se implantaron a través del poder, se convirtieron en poder hegemónico, donde era imposible pensar en alguna ruptura epistemológica y paradigmática del poder, sea judicial, medios de comunicación o peor aún cultural, entendidos estos además como herramientas de clase para mantener la ideología dominante.
Llamar a una consulta popular, que además posee toda la potestad el Ejecutivo, fue una de las tantas propuestas políticas de cambio en el sector judicial que únicamente se están ejecutando; sin embargo pretender creer que por la reestructuración se mejoraran algunas funciones, es apaciguar a la sociedad en su conjunto; es imprescindible que el mismo pueblo sea el que vele y participe en la reestructuración de todos los espacios para la democratización de los mismos, igualmente la amplitud del Seguro Social.
Hoy día se presenta la consulta popular como una oportunidad, que debe convertirse en el motivo de apresurar la radicalización de la “Revolución Ciudadana” hacia la verdadera revolución socialista, la urgencia de inmiscuirse como sujetos sociales que construyen su propia historia debe ser la bandera de los sectores revolucionarios y de avanzada para dejar de ser simples espectadores anónimos.
Es por esta razón que nuestro SI es sin vacilaciones, nuestro Si va más allá de una simple campaña, nuestro SI es además un reto de organizarnos para poder enfrentar y velar los logros e intereses populares con el único grito de: Radicalización!!!
Secretaría General
Juventud Comunista del Ecuador
Quito, 3 de abril del 2011