Durante los días 26,27 y 28 de enero del presente año, cerca de mil jóvenes pertenecientes a varias organizaciones culturales y políticas de diversos rincones del país; se han dado presencia atraídos por aquella efervescencia radical muy característica de las juventudes, en el parque El Arbolito, con el propósito de conmemorar el centenario de la Hoguera Bárbara, para por medio del accionar consciente y revolucionario de nuestras bases juveniles organizadas, retomar el legado del viejo luchador, su profundo sentido del momento histórico y su ejemplo en cuanto a lucha social a favor de los más desprotegidos de la patria se refiere.
El crimen: Las carcajadas de los asesinos se traslucían por las calles disfrazados de Pueblo de Quito el 28 de enero de 1912: un muchacho, el hijo de Emilio María Terán prende la quijada de Alfaro (ya desmembrada de su cuerpo); se lanzan unos y otros las partes nobles de los victimados echándose en horripilante orgía sobre las víctimas; meretrices llevaban los restos de Flavio y Medardo desnudándolos para el arrastre; a Luciano Coral lo habían ultimado de la forma más salvaje: Abraham Salgado le ha cortado la lengua y muere desangrado mientras lo llevan amarrado por la empedrada; el Gral. Ulpiano Páez leal hasta la muerte a Don Eloy lo ha salvaguardado con un revólver escondido logró detener a dos de los militares que asesinaran a Alfaro, sin embargo cae.
Durante dieciséis horas en el periférico el Ejido, en las llamas de la pira salvaje ardiente, tras un inagotable recorrido de las milicias al servicio oligárquico, cesó de iluminar al Ecuador por unos instantes aquel magnífico hombre:
El Viejo Luchador Gral. Eloy Alfaro había ya dejado su ejemplo inamovible al Ecuador.
Los asesinos: La autodenominada coalición que se había fraguado entre los sectores más retrógrados del País, el placismo (representando a la Plutocracia), el conservadurismo, la terratenencia clerical y las partes militares y de la prensa todavía al servicio de estos.
Desde el crimen contra Montero, ya se sabía de la justificación del asesinato: “el populacho” y el perfil de los asesinos materiales: el tnte. Alipio Sotomayor y el Cmdte. César Guerrero; quien presidiera el Consejo de Guerra: el crnl. Alejandro Sierra; y quienes se dieran lujuria con los restos del mismo: los soldados del batallón Marañón. Pero detrás de ellos, los asesinos intelectuales: Leonidas Plaza, Carlos Freile Zaldumbide y el gabinete de gobierno con Juan Francisco Navarro, Federico Intriago, Carlos Tobar y Octavio Díaz; La Junta Patriótica Nacional encabezada por Luis Felipe Borja y el Arzobispo Federico González Suárez, respectivamente defendiendo los intereses del Conservadurismo y la Clerecía Terrateniente.
El ¿por qué?
La revolución después de 17 años de lucha instauró el estado Laico y el Ecuador asumió por primera vez la función Pública despojando las tierras en manos de la Terratenencia (en su mayoría eclesiástica) y pasándola a la Asistencia Social (Estado), con esto en gran medida acarrearía el odio extremista de los intereses explotadores por detener el proceso emancipatorio que llevaba a cabo el General Eloy Alfaro.
El Laicismo: Con la Ley de Patronato se prohibió el pago de los servicios religiosos y la expresión pública de la fe a través de las procesiones religiosas. También se creó el Registro Civil. El censo de las personas corresponde entonces al Estado y no a las parroquias eclesiales donde se inscribían a los recién nacidos, a los cónyuges y a los difuntos. En 1902 se expide la ley del matrimonio civil y en 1910 la del divorcio. Se dicta la ley de Libertad de Cultos.
La Inclusión Social: Se dicta la ley de educación predial. De acuerdo a este mandato oficial los hacendados Estaban obligados a escolarizar a la niñez indígena. Debían crear una escuela en su predio para la educación de los hijos e hijas de los peones. Y se levantó la voz contra el concertaje, que más adelante sería erradicado por completo. Se suprimen los diezmos de los conciertos para la iglesia.
La Mujer: Con la educación Laica y gratuita las mujeres finalmente llegaron a las aulas y accedieron al conocimiento con la apertura de los centros de estudios laicos (y además en su tiempo mixtos) como: El Colegio Mejía, Juan Montalvo, Manuela Cañizares, de esta gesta salieran ejemplos Femeninos de la talla de María Luisa Gómez De La Torre o Hipatia Cárdenas. Se abrió finalmente la posibilidad de que la mujer pudiera acceder a la administración pública y se instauró el voto femeninó, que se lograría definitivamente en 1929.
El ejército Alfarista adheriría a sus filas también a la Mujer, digno ejemplo son las coronelas Joaquina Galarza y Filomena Chávez. A la primera, a quien el propio general Alfaro, en pleno combate, le confiere su grado militar por méritos de guerra. Y la segunda, que pelea en el verdor de las selvas manabitas, y más tarde, cuando Alfaro es incinerado en las piras de El Ejido, se integra a la revolución del coronel Carlos Concha para protestar contra el crimen.
El ejército Alfarista adheriría a sus filas también a la Mujer, digno ejemplo son las coronelas Joaquina Galarza y Filomena Chávez. A la primera, a quien el propio general Alfaro, en pleno combate, le confiere su grado militar por méritos de guerra. Y la segunda, que pelea en el verdor de las selvas manabitas, y más tarde, cuando Alfaro es incinerado en las piras de El Ejido, se integra a la revolución del coronel Carlos Concha para protestar contra el crimen.
La Unidad Nacional: Termina con la fractura Nacional con el Ferrocarril al unir a la Sierra y la Costa; mérito que trata de desvirtuarse con la afirmación de que García Moreno empezara tal obra, erróneo planteamiento cuando se conoce que el tramo que iniciara “el afrancesado” apenas si llegaba hasta los pies de la cordillera. Alfaro Fue en efecto un férreo defensor de la patria cuando en la invasión peruana llamara a todos a la defensa de la misma, dejando de lado los viejos rencores de la guerra civil, acto del cual sus verdugos se reunieran en el tristemente célebre “Batallón Marañón”.
La Integración Regional: Por excelencia como todo buen revolucionario mantuvo siempre en alto el internacionalismo de ahí su amistad con José Martí, sus planteamientos de Unidad Latinoamericana, se hacían eco en unidad de acción con otros procesos revolucionarios liberal-radicales de la época como el dirigido por Sandino, retomando el ejemplo que dejara Bolívar. Así mismo siguiendo el legado Bolivariano tras el triunfo del a revolución de 1985 debatió con sus pares la posibilidad de crear una Confederación de Estados Suramericanos, pues siempre soñó con la reintegración de la Gran Colombia e incluso convocó a un Congreso Continental en 1896 para promover la anhelada integración regional.
La Renovación Artística: Con la inauguración de innumerables Colegios Laicos y mixtos, a la vez que de la Escuela de Bellas Artes y la Escuela de Artes y Oficios, la renovación de la República, formaría consigo las bases de un nuevo tipo de Arte: El Realismo Social. Arte que definitivamente concluiría con los relatos y novelas colonialistas que reivindicaban para sí al hacendado y gamonal; y más bien rescataría la figura de los explotados.
El Radicalismo: La participación protagónica de los sectores populares en el proceso dirigido por Eloy Alfaro, significó el verdadero carácter radical de este proyecto político de Restauración Nacional. Dentro de las Montoneras Alfaristas se formaron organizaciones de nuevo tipo, el indígena, el negro y el montubio pudieron finalmente ver representados sus intereses conjuntos en ellas: eran libres!
Tales fueron los casos del Gatazo y Guamote donde ejércitos de 10000 desamparados eran dirigidos por sus mismos hermanos, los indios: Gral. Alejo Sáes y Manuel Guamán. Así como de las Montoneras de la Costa de Esmeraldas, Manabí y Guayas donde bajo el mando de Pedro J. Montero y Flavio Alfaro Montubios y Negros juntos peleaban aguerridamente.
La Revolución: En su momento histórico representó la mayor propuesta política nacional de avanzada, pues trastornó desde sus cimientos las relaciones socio-económicas de poder, buscó transformar la forma de producción y propiedad de la tierra, con la Reforma Agraria.
El proceso actual liderado por el compañero presidente Rafael Correa, si bien nos ha dado grandes logros como una nueva constituyente, una salvación de una deuda externa ilegítima, nacionalización del excedente petrolero, educación, salud, trabajo y disminución de la pobreza con la distribución de la riqueza hacia los sectores excluidos dentro del neoliberalismo, no ha tocado los problemas más trascendentales para cambiar este sistema al Socialismo: no ha tocado la gran propiedad y producción, como el presidente mismo lo afirmara, no se ha cambiado todavía la matriz productiva.
En este margen pues: Alfaro, el Viejo Luchador, será nuestra consigna de radicalizar, este proceso de transformaciones que vivimos; su ejemplo y la historia nos lo imponen como obligación fundamental con la Patria y los más desprotegidos.
¡ ¡ ¡ GENERAL ALFARO, LA LUCHA CONTINÚA,
HEMOS JURADO SEGUIR CON TU LEGADO ! ! !