Por: Edgar Rubio Marcano
“Ahí, debajo de la tierra, no estás dormido, hermano, compañero.
Tu corazón oye brotar la primavera, que como tú, soplando irán los vientos.
Aquí, hermano, aquí, sobre la tierra, el alma se nos llena de banderas,
que avanzan contra el miedo...venceremos!”
Víctor Jara
que avanzan contra el miedo...venceremos!”
Víctor Jara
El imperialismo y sus lacayos nuevamente están de júbilo. La sonrisa de Santos tras la muerte de Alfonso Cano (como la de Hilary Clinton sobre el cadáver de Khadafi), es parte del festín. Los pueblos, sin embargo, no sonríen. ¿Cómo sonreir, si son nuestros pueblos quienes llevan sobre sus hombros el peso de las grandes calamidades a las que nos ha conducido el capitalismo salvaje, depredador e inhumano?.
El pueblo colombiano, sometido por años a políticas neoliberales y hambreadoras, despojado de sus derechos al estudio y a la salud gratuitas, sofocado por el terrorismo de Estado de gobiernos ligados al narcotráfico y al paramilitarismo, no puede sonreir. Un pueblo con escalofriantes cifras de pobreza e indigencia, no puede estar de júbilo. Un pueblo cuya nación ha sido entregada al imperialismo estadounidense para que instale bases militares y bombardee abiertamente el territorio matando civiles, como parte de una camuflada cruzada antiterrorista que viola su soberanía, no celebrará esta nueva “hazaña” de la oligarquía y sus inmorales militares.
El terror lo siembran ellos y lo seguirán sembrando: el gobierno fascista de Santos apoyado por la Casa Blanca.
Son las razones por las que hombres y mujeres, como Alfonso Cano y los y las camaradas caídos en combate, abrazan la justa causa revolucionaria.
Los y las combatientes mueren. Pero los pueblos continuarán la causa de la liberación, la paz y el socialismo.
¡A nuestros caídos, ni un minuto de silencio, sino toda una vida de combate!