martes, 30 de octubre de 2012

CONSIDERACIONES FRENTE AL CONGRESO FUNDACIONAL DE LA CEUPE!!!



Juan Francisco Torres
Secretario General
Juventud Comunista del Ecuador

Las diversas salidas del laberinto académico han permitido trazar las rutas del eterno retorno hacia el problema central de la mayéutica filosófica como germen del conocimiento, las preguntas del qué, para qué o para quienes; han caracterizado la esquizofrenia de la academia universitaria al no poseer respuesta frente al objetivo esencial de su rol en la sociedad, contando además con la subordinación por parte del todo globalizante que, ha utilizado a la academia como un productor – reproductor de las necesidades del orden social dominante; una institución que a la vez institucionaliza la reproducción de status social e impone un determinado saber especifico, quedando claramente expuesta la unidireccionalidad cognoscitiva del saber científico como ciencia del capital en medio de la modernidad de la civilización tecnológica, excluyendo cualquier tipo de saber dentro de la hegemonía institucionalizada del saber positivista del paradigma pragmático y cuantitativo. Una Universidad que no pone en duda las estructuras de dominio, sino las reafirma. Así pues, no es coincidencia que a nombre del “progreso capitalista” se intente excluir el pensamiento crítico de la formación académica, el momento de estructuración del saber en conocimiento institucionalizado, que encasilla cualquier tipo de revolución del conocimiento, poniendo a su entera disposición la conducción política de dominio, es decir la Universidad como una institución basada en la producción-reproducción de un tipo de saber que forma parte del orden social existente al cual lo consolida a través de la legitimación de practicas sociales, perpetuando el poder del capital.  Esta forma, a la que podríamos llamar división social cognitiva, forma parte de la inteligencia domesticada que apacigua cualquier tipo de heterodoxia de los saberes rechazados y escondidos por la hegemonía cognitiva occidental, acompañada además por la construcción de una sacralidad profesional, “virgen” de cualquier tentación de la “manzana política”, tamaña tergiversación del pensamiento de Bourdieu, sobre un paralelismo permanente entre lo intelectual y político, “en este contexto, dice Manuel Agustín Aguirre, en La Segunda Reforma Universitaria, no podemos dejar de referirnos a los profesores –así como estudiantes- que escudándose tras el funcionalismo, el academicismo, y cientificismo, defienden la Universidad tradicional, selectiva, elitista, apolítica, oponiéndose a la Universidad comprometida, popular, de las masas y para quienes la reforma, en el mejor de los casos constituye una modernización refleja, una copia servil de sus admirados modelos metropolitanos, hoy en crisis, que restaure la tranquilidad y el silencio claustral, perdidos para siembre, y que signifique una mayor adaptación a los valores de una sociedad caduca a cuyo caparazón adhieren y defienden”

Es así, que a través de esta “neutralidad ética” se otorga la plena libertad para la colonización del saber por la gran industria ideológica imperialista y el fetichismo de la mercancía intelectual, el positivismo a raja tabla es el pensamiento oficial representado en la academia y la relación social, desmovilizando la lucha ideológica a través de la pacificación interclasista y el desarme teórico de la clase oprimida. De tal forma que la “solución” a los problemas sociales es mediante el desarrollo cientificista de las “alternativas civilizatorias” en el orden establecido o peor aún el “best seller” de la superación personal mediante la alienación académica, características típicas del arribismo clasista; la educación liberadora no se basa en la titulación  de la mano de obra calificada, para ello vale recordar al ideólogo de la Reforma de Córdova, Deodoro Roca, quien calificaba al título profesional como la satisfacción de la vanidad de los mediocres.

Por otro lado la arremetida del capital cognitivo, desencadenó la disminución de los intereses primordiales de  la universidad, a través de las políticas públicas atravesadas por las prácticas neoliberales  del modelo de desarrollo económico, mutaron la Universidad (como parte de la totalidad de instituciones públicas) hacia la reproducción del capital cognitivo inherente a la producción del servicio simbólico, proceso subordinado del nuevo reordenamiento capitalista conceptualizado como globalización mercantil de la actual “universidad empresa”, cuya salida “superadora” de la crisis financiera interna, es la continua y permanente auto-generación de recursos que, de alguna manera permita cubrir los diferentes gastos de desenvolvimiento institucional, obligándola a mantener una alianza perversa con el capital financiero para la producción y consumo de los servicios cognitivos que estarán en expectativa al interés del capital, cuyo resultado, a mediano plazo, es la totalidad de la universidad tanto públicas como privadas y politécnicas, en una gran empresa dispuesta a cubrir en el mercado de conocimiento profesional las mejores y más baratas formas de producción y reproducción capitalista. Esta alianza capital-conocimiento es el primer atentado contra la verdadera esencia de la autonomía universitaria por su base en la producción de conocimiento determinado por el fetichismo económico transnacional, cuya esquizofrenia institucional será la no distinción entre público y privado. Además de la ruptura epistemológica sobre el objetivo mismo de la Universidad como ente liberador y relacionado con la alianza del conocimiento popular y el diálogo de saberes.

Este “mercado de gestión universitaria” responde a la creciente privatización educativa referente al auge de las distintas carreras universitarias basadas en la oferta académica capitalista, tal consecuencia el auge de universidades como negocios particulares, acompañado por la división social del conocimiento en las distintas ramas profesionales de inversión académica –carreras para clases altas y bajas- consecuencia de ello la disminución en base a esta restricción del ingreso a la universidad de las clases populares, además del alto porcentaje de desigualdad hasta el término de la carrera, en resumen estas características de la mercantilización educativa de una Universidad vinculada con la lógica liberal de los procesos de una supuesta formación profesional, la cual  ha vulgarizado la producción cognitiva de creación con el determinismo técnico y positivista frente  filosofía pluriversitaria originaria y al servicio del pueblo.

La dualidad táctica de las vías de transformación entre la imposible innovación universitaria del mercado neoliberal  debe ser  contrarrestada con la ecuatorianización del interés estudiantil como forma emancipadora de la política, administración, autonomía, relación y pedagogía entre el ethos universitario con la sociedad en su conjunto, en resume una Reforma Universitaria de carácter socialista, tal cual lo consideraba Julio Antonio Mella, por el simple argumento de ser el socialismo el único espíritu revolucionario del momento. “Un concepto socialista de lucha por mejorar la universidad es similar al concepto del proletariado en su acción por mejorar las condiciones de su vida y su medio”. La reforma universitaria no debe ser comprendida como reforma social o peor aún con reformismo social, la concepción reforma en lo social es diferente en la Universidad; esta institución por sus particularidades y originalidades debe cumplir su rol en el momento histórico y para ello debe ser reformada totalmente. La revolución la hacen los pueblos, no guetos ni claustros. Por tal razón dejemos a ese infantilismo de izquierda que continúe tontamente poniendo “focos insurgentes” pero de pequeño voltaje en su micro-cosmos universitario.

La Tercera Reforma Universitaria con espíritu socialista, debe considerar erróneo que la solución se base en superar problemas de aulas, entendido como presupuesto, calidad, libertad, democracia, inversión, autonomía; cuyos discursos se confunden y se argumentan con las consignas liberales de la política económica capitalista de la libre empresa; por ello se debe marcar el punto la distancia del movimiento estudiantil sin caer en oposiciones ciegas, una reforma incluso semántica de las alternativas y la actualidad transformadora, la urgente necesidad de generar el espíritu socialista del corpus universitario.

Es así que nos encontramos a la salida de este laberinto de incertidumbre académica, y es en este momento donde el pensamiento científico-crítico debe cumplir su papel dialéctico de transformación y rupturas epistemológicas que enfrente al orden establecido de la academia, liberando al conocimiento de las relaciones de dominación de poder.

Ese deberá ser el objetivo de la Coordinadora Nacional de Estudiantes Universitarios –CEUPE- que en estos días se prestará a organizar su congreso fundacional, en la medio del debate consultivo, diálogo y resolución colectiva entre los y las estudiantes que conforman la gran colectividad universitaria. Un proceso consciente de re-construcción de movimiento estudiantil nacional, el punto de articulación de movimientos y gremios de universidades de toda índole, una exquisita diversidad entre las universidades públicas, particulares y politécnicas, que se han unido para velar la defensa de derechos estudiantiles, la calidad académica encaminada a la liberación social. Una pluralidad de más de 26 gremios estudiantiles de las diferentes universidades del país y un sinnúmero de movimientos juveniles universitarios; serán los que se aglutinen en esta gran Confederación para materializar una transformación que la Universidad necesita. La táctica de la movilización de ideas para continuar construyendo la Tercera Reforma Universitaria con espíritu socialista, debe ser el paso necesario que tienen que dar nuestras universidades, una autocritica que genere la re-inauguración de la academia y atente al claustro del institucionalismo cognitivo y la formalidad de considerar a las aulas como único espacio del saber; es hora de  desalambrar  las universidad con la entrada del pueblo y expropiar el capital cognitivo antropocéntrico, mediante las cosmovisiones y saberes  históricamente negados. El arma de la crítica no puede soportar evidentemente la crítica de las armas; la fuerza material debe ser superada por la fuerza material; pero también la teoría llega a ser fuerza material apenas se enseñorea de las masas.  Marx

Quito, 30 de octubre del 2012