Cada partido tiene un programa y unos estatutos. El programa es el documento en el que se expone brevemente a que aspira y por qué lucha el partido. En los estatutos se explica cómo está organizado el partido, a quienes admite en sus filas y cuáles son las normas de la vida interna. El programa y los estatutos están estrechamente ligados entre sí.
Según sean los partidos, así son las
exigencias que presentan a sus militantes. Los partidos reformistas que no se
plantean las tareas de la transformación revolucionaria de la vida,
circunscriben las obligaciones de sus miembros a la aceptación del programa y
al pago de las cuotas. El Partido Comunista, nacido para una intensa acción,
exige, lógicamente, de cada persona incorporada a sus filas que sea un luchador
que no solo este identificado con le programa del partido, sino que participé
de manera practica en el logro de su realización. Para ello es necesario que el
miembro del partido figure en una de sus organizaciones y actué bajo su
dirección.
A la pregunta de quién pude ser miembro del
partid, Lenin contesto hace ya 66 años, cuando por primera vez se aprobaron los
estatutos del partido en Rusia. En cuánto el miembro del partido debe reconocer
su programa y pagar la cuota de militante, nadie tenía la menor duda ni
objeción. Ese deber existió no solo en los partidos comunistas, sino también en
los demás partidos. En cambio, se entablo una porfiada lucha entorno ala
exigencia de Lenin de que el miembro del partido figure obligatoriamente en una
de sus organizaciones, actué bajo su control y acate sus acuerdos.
Los partidarios de Lenin consideraban que si
el partido iba a estar integrado por personas que se declarasen conformes, en
su programa y le ayudaran económicamente, pero que no estuvieran actuara
obligadas a actuar en una de sus organizaciones, entonces el partido no podría
ser una organización combativa. El partido que aspira realmente a realizar la
revolución solo debe admitir en sus filas aquellas cuyas palabras coinciden con
su actividad, aquellos que están dispuestos a luchar por la revolución, y no
simplemente a simpatizar con ella.
No tiene nada de extraño que se opusieran a
Lenin quienes, aunque dispuestos a desear cambios revolucionarios no ser proponían
dedicar sus fuerzas a conseguirlos. En 1903 el partido, que todavía estaba
formándose, se dividió. Salió de él la gente pasiva, que no quería emprender
una minoría, y se les empezó a llamar mencheviques, en el partido quedaron los
que estaban decididos a consagrar a la causa del partido no solo todas sus
energías, sino también la vida, si fuera preciso. Constituían la mayaría, y se
comenzó a llamarles bolchevique, leninistas. La norma de cada comunista
participe prácticamente en la actividad del partido ha sido, recogida por todo
el movimiento comunista internacional. No ningún partido comunista cuyo
capitulo de los estatutos sobre los miembros del partido, sus derechos y
obligaciones no se abra con la definición leninista de quien puede ser militante
del partido. Y esto es así porque esa definición expresa la principal
característica del partido como organización combativa, revolucionaria.
Lenin advertía que sería peligroso
contentarse con la simple aceptación del programa del partido por los comunistas.
No basta con ello. Si los militantes son pasivos, si no desarrollan una
actividad práctica, en el partido no cumplirá los objetivos que se han trazado
en su programa. De ahí que la primera exigencia para encarnar en la realidad
él, programa del partido sea que todos sus miembros lleven una labor incesante,
cotidiana.
El deber de laos comunistas de participar
activamente en el trabajo del partido y en la realización de su programa
aparece expresado en los estatutos de todos los partidos co9munistas. Este
deber dimana de las tareas completas del partido y depende de las condiciones
en que este se ve obligado a actuar.
Mas por mucho que se distingan unos de otros
los estatutos de los partidos comunistas de diferentes países, todos ellos
están inspirados en la idea de Lenin sobre el miembro del partido como
militante activo, como luchador, que no sólo acepte el programa del partido,
sino que lucha también por su realización.
PUBLICACIONES DE
“EL PUEBLO”
JUNIO 1966
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