miércoles, 18 de agosto de 2010

Algunos ajustes conceptuales en el nuevo paradigma de la “Crisis Civilizatoria”

Por José Molina/ Juventud Comunista del Ecuador

Las enormes consecuencias sociales que sobrellevó la implantación del neoliberalismo condujeron a la movilización permanente a un campo popular que daba claros reveses a la historia, buscando superar la desmoralización que causo la derrota del movimiento comunista internacional expresado en la implosión de la URSS, tomando una actitud antineoliberal, en contra del ALCA y los TLC’s, un hecho histórico serían las manifestaciones anti-globalización en Seatle. La primera gran “herejía” tuvo lugar en Venezuela con un levantamiento militar del MVR-200, en 1992, que precedió al Caracazo y que comando un coronel llamado Hugo Rafael Chávez Frías, posterior a esta tuvo lugar otra en México, “la primera rebelión indígena [popular armada] de estos nuevos tiempos: la insurrección en México del pueblo chapaneco encabezada por el EZLN y el sub.-comandante Marcos” , en 1994, exactamente el 1 de enero, día en que se aplicaba el TLCAN de México con EE. UU; se había presentado el orden en el pensamiento de una “construcción-enunciación” de la alteridad, del/los otro(s) mundo(s), la construcción de modelos de participación en busca de la proyección de la democracia directa, como en Porto Alegre desde 1995, con el PT y el PCdoB, la proclamación de la crisis del dispositivo civilizatorio del Capitalismo, su decadencia, y su crisis civilizatoria, que se expresa en una crisis sin salida, de la promesa de una “nueva condición humana [que se caracterice por] la abundancia de la riqueza social [progreso científico-técnico] y la emancipación de los individuos particulares [libertades individuales]” , las crisis han adquirido una dimensión civilizatoria. La mayor crisis económica de la historia del capitalismo con su puntal en el espacio financiero, de inconmensurables efectos a nivel global, es muestra de la evidente decadencia del capitalismo, a ella hay que sumarle “otras crisis, como la energética, la crisis alimentaria, la crisis de decadencia del imperio, incluida la de su complejo militar –industrial […] la crisis ambiental y también la crisis cultural” , todas estas son expresiones de una gran crisis, como diría Sartre “totalizante”, la crisis civilizatoria del capitalismo, en sí misma la decadencia del modo de producción

Definir exactamente la propuesta teórica de la crisis civilizatoria representa un hecho de importancia relevante para la construcción de un nuevo paradigma totalizante en América Latina, que quiere salvarse de la crisis en su pensamiento producto de la multiplicación de sociologías sectoriales, a la luz de nuevos aportes, después de un examen de las ideas que se han generado en América Latina respecto del nuevo paradigma de la crisis civilizatoria, queda por afirmar que es todavía un pensamiento pueril, que se halla en disputa, que bien puede tener sus orígenes en las propuestas altermundistas de los Foros Sociales y de los “nuevos movimientos sociales” en América Latina, pero que también ha servido de instrumento para la oposición “radicalizante” de la izquierda en medio de los procesos de transformación política y social de América Latina, por ejemplo en Venezuela, de donde hemos observado que se atiende al concepto paradigmático de crisis civilizatoria para endilgar la imposibilidad de transitar al Socialismo sino se termina con la estructura de Partido, que según Douglas Bravo es propia de la moderna civilización capitalista, por ello mismo se ha presentado una oposición férrea a la construcción del Partido Socialista Unido de Venezuela [PSUV], esa misma propuesta la podemos encontrar en Bolívar Echeverría, en Vuelta de Siglo

Por otro lado, es perentorio actualizar algunos debates que vienen a enriquecer desde otros ángulos la posibilidad de enraizar el paradigma de la crisis civilizatoria. Entre los temas fundamentales, se presenta la necesidad de explicar más detalladamente la teoría de Estado que manejó el neoliberalismo, el Estado democrático de excepción, el Estado de despojo, y su superación actual, entendemos que producto de una crisis orgánica, la nueva clase dominante se vio obligada, en el marco de una nueva correlación de fuerzas, a conceder reivindicaciones al campo popular, entre ellas las de la prefiguración de un nuevo modelo de Estado [rescatamos así el planteamiento de Margara Millan, en “¿Hacia una nueva reconfiguración de lo global-nacional? Historia, repetición y salto cualitativo” en Crítica y Emancipación, del 2010, Revista de la CLACSO], donde plantea la necesidad de un Estado “central coadyuvante en la dispersión del poder, es decir, facilitador del poder (diverso) societal comunal” y la propuesta de que “recupere la nación para sus poblaciones (es decir, nacionalice sus “recursos naturales” y los vuelva públicos revirtiendo el proceso de desposesión), pero, por otra parte, al mismo tiempo intervenga y cuestione el modelo de desarrollo del cual participa esa tensión inherente del poder del Estado en el momento actual no puede dejársela sólo al Estado” es un ejercicio de movilización, “enunciación-creación” permanente, por otro lado también consideramos que el planteamiento de un Estado policéntrico [que consta en el Plan Nacional para el Buen Vivir 2009-2013] avizora de una primer paso, apoyado en lo anterior, para elevar la crítica a las teorías esencialistas de Estado y autonomistas de la sociedad civil [crítica que ya se observa en El análisis posmarxista del Estado Latinoamericano de Agustín Cueva, en 1989] por lo tanto llegar a superar las versiones “esencialistas” del Estado, de Norbert Lechner, Ángel Flisfisch y Tomás Moulián, que proclaman que el Estado es por esencia perverso-malo, así también el poder, que alimentó las posturas eclécticas posmodernas en el pensamiento latinoamericano, y que viene siendo consigna de anarquistas y “radicales”, “haciendo del vicio virtud”, como diría Emir Sader, rebatiendo a Holloway y Negri, que afirmaban que la autentica izquierda es aquella que mantiene la autonomía de la sociedad civil y la construcción de un “poder autónomo”, y no se contamina con el perverso poder estatal, despojando al campo popular de la estrategia de la toma del poder.

Otros temas fundamentales también son la participación y democracia directa, recogemos las experiencias del modelo de presupuesto participativo de Porto Alegre, que se viene aplicando por parte del PT y el PCdoB en todo Brasil, y que está por aplicarse en Caracas, así como los modelos de participación y democracia directa que presenta Marta Harnecker en sus estudios, que son la base de la superación del Estado de despojo y la creación de una nueva sociedad organizada desde sus bases, tratando de considerar la importancia del Estado democrático-republicano, el sentido de ampliar el escenario político, el entendimiento de la teoría instrumental del Estado, y las posibles formas de transición del Estado en un non- Estado

Un tema sensible es el planteamiento del biopluralismo en contra del antropocentrismo [que se presenta en el Plan Nacional para el Buen Vivir 2009-2013 y en la Constitución del Ecuador] que plantea una nueva relación de lo humano con “lo otro” no humano pero sujeto a derechos, así también el reconocimiento de “lo otro como nosotros”, que advierte el cambio de estatuto epistemológico normativo, de la diferencia por exclusión a la unidad en la diversidad, la construcción de una Biopolis [presente en el Plan Nacional para el Buen Vivir 2009-2013] que recoge lo fundamental sobre los planteamientos de la nueva relación de lo humano con “lo otro” no humano, pero que debe ser superado en su visión economicista-productivista-capitalista que descansa en la generación y explotación de conocimiento científico-tecnológico, de la “sociedad del conocimiento”, que se sigue rigiendo por la realidad de la globalización capitalista, la exigencia de articularse al mercado mundial y la globalización económica, y que puede resumir su línea en “pensar desde lo local donde está la identidad y actuar desde lo global donde está el poder”, esto sin duda no sigue la línea de una “sociedad de conocimientos” plural, en el que predomine el valor de uso por sobre el valor de cambio y que favorezca la satisfacción de las necesidades básicas y complementarias de la población

Advertimos que es importante la confrontación geopolítica con los EE.UU [Imperialismo Norteamericano], y aunque consideramos que el dominio del capital es global y se enfrenta al mundo del trabajo, no lo entendemos como un Imperio sin Imperialismo como Negri y Hardt interpretan y que reafirma James Petras [aunque el 48% de las multinacionales tienen sede en EE.UU, 30% en Europa, y 10% en Japón y se reparten el poder global-económico], es el Imperialismo Norteamericano el que continua manteniendo la tutela del decadente (des)orden mundial a través de su complejo militar-industrial, su poder global-militar, aquí también es importante resaltar la configuración de los poderes globales-locales [glocales] que se articularon en el neoliberalismo y que son el resultado histórico de la relación centro-periferia, de la penetración Imperialista, la configuración oligárquica-dependiente, y el modelo de acumulación capitalista de la última década, la transnacionalización de la producción, etc que modificó la forma de la empresa capitalista y la convirtió en corporaciones globales-locales [glocales]

También advertimos que el reto en el nuevo Estado está en cuestionar el nuevo modelo de desarrollo, y el neo-institucionalismo, así como el reto de las fuerzas sociales está en marcar una ruptura con cualquier proceso disciplinario o “medida inmunitaria del capitalismo” a nivel regional y comprometerse en empujar los procesos hacia el Socialismo, como un proceso de movilización permanente en todos los espacios y frentes con las masas, como ocurrió en Venezuela, cuyo proceso movilizador logró revertir un golpe de Estado y está dando duros reveses a la política norteamericana de seguridad nacional y su “smart power”