lunes, 13 de abril de 2009

Ecuador: Entre la Reforma o Revolución



Por: Juan Francisco Torres


Nuevamente nos encontramos, en Ecuador, a las puertas de una carrera electoral para elegir dignidades nacionales, provinciales y cantonales. En medio de esta ola de propuestas, promesas, de besos y regalos; se puede notar concretamente la clara división de los grupos que están dentro, en contra y fuera de este proyecto progresista que vive nuestro país.


Así pues, estas elecciones juegan un papel muy importante para conocer como está la correlación de fuerzas y su desenvolvimiento.


Comencemos pues un pequeño análisis sobre aquellos grupos que se disputan esta carrera hacia la Presidencia del Ecuador.


Desde el año 2000 el Ecuador se encontró con la crisis más desgarradora provocada por las políticas neoliberales implantadas desde el gobierno de Osvaldo Hurtado en 1982; donde la invasión imperialista obligó hasta el cambio de nuestra moneda “Sucre” por sus dólares; el desequilibrado sistema capitalista se encontró con la reacción popular y soberana del pueblo ecuatoriano, provocando una crisis orgánica en el seno mismo del aparato hegemónico de aquellas oligarquías, cuyos intereses son subordinados por el Imperialismo Norteamericano.

Así, acertadamente comenta Marta Harneker refiriéndose a la II Declaración de La Habana, donde en una de sus conclusiones dice: “En las actuales condiciones históricas de America Latina, la burguesía nacional no podrá encabezar la lucha antifeudal y antiimperialista. La experiencia demuestra que en nuestras naciones esa clase, aún cuando los intereses son contradictorios con los del imperialismo yankee, ha sido incapaz de enfrentarse a éste, paralizada por el miedo a la revolución social y asustada por el clamor de las masas explotadas”.


Por lo que nuestras burguesías ni siquiera han servido para jugar su papel histórico que les correspondía y pero aún la consolidación de un Estado-Nación.


La nacionalidad ecuatoriana surge como el intento obligado de la reproducción desde el aparato estatal para aglutinar a la mayor parte de individuos que se encuentran en el territorio; utilizando discursos homogeneizantes como el catolicismo, el mestizaje posteriormente un indigenismo y por último un sentido de pertenencia en abstracto a un territorio conocido por dibujos o mapas. El conjunto de estos discursos repetidos continuamente ha generado un sentimiento de nacionalidad en cada uno de nosotros que formamos parte de este territorio. (Más aún si juega la selección de fútbol)


Ahora, la contradicción fundamental se da cuando decimos que desde el Estado (no olvidemos que el Estado es un instrumento de clase) se intenta establecer una nacionalidad, pero si este Estado se ve representado por un imperialismo extranjero cómo va a reproducir una nacionalidad que ni siquiera posee.


El Estado que posee nuestra "burguesía", no tendrá una actitud soberana mientras represente o sea subordinado a una potencia extranjera, es más, este Estado ni siquiera representa a su nación.Así pues, la construcción de un Estado – Nación soberano, independiente no lo van a construir sino los revolucionarios.Por eso la historia nos demuestra que no es coincidencia que en America Latina la revolución nacional democrática esté al orden del día, ni tampoco es coincidencia que la mayor parte de grupos revolucionarios formaron los Movimientos de Liberación Nacional; es más, tampoco es ninguna coincidencia que el Che Guevara haya dicho “Patria o Muerte” o que los combatientes farianos hablen de “La Segunda y Definitiva Independencia de América Nuestra”.


Aquellos revolucionarios analizaron –como diría Lenin- una situación concreta en un momento concreto. Analizaron pues, la invasión de un imperialismo hacia la soberanía de sus países, en ese momento el nacionalismo es un nacionalismo revolucionario. Mariátegui ya lo había previsto cuando explicó que “el nacionalismo Latinoamericano es un nacionalismo revolucionario porque lucha por su soberanía, mientras el nacionalismo de las potencias imperialistas es un nacionalismo reaccionario porque intentan dominar a las otras naciones”


Teniendo en cuento lo dicho, intentaremos explicar como se presentan las elecciones en Ecuador.

El contextos donde nos desarrollamos es que seguimos siendo invadidos por el mismo imperialismo pero más tecnológico, más brutal y más voraz. Frente a esta invasión imperialista continua vigente la revolución nacional democrática - mejor aún si esta se da por una vía democrática- como proceso dialéctico de la revolución socialista.


El discurso político en el Ecuador se ha basado en un odio y rechazo hacia la llamada “partidocracia”, sobre este tema vale aclarar una cosa, la partidocracia son aquellos partidos políticos, en su mayoría de derecha, que han gobernado el país. No debemos confundir, cuidado relacionamos a que todos los partidos políticos forman parte de la partidocracia, peor aún confundimos de que los partido políticos no sirven, este también es una táctica de la derecha; primero: para poner en una misma bolsa a todos los partidos, segundo: intentando repudiar, a través de los partidos, la adhesión de las personas a la política, y por último una supuesta pluralidad que como diría Simone de Beauvoir “La verdad es una, el error, múltiple. No es casual que la derecha profese el pluralismo”.


La vigencia de la organización como un partido político continúa, siempre y cuando sea un partido revolucionario.


Como hemos dicho aquella partidocracia ha sido debilitada, alcanzando con el triunfo de Rafael Correa y del Movimiento Alianza País, el clímax del sentir popular, además de la esperanza de cambio.


A lo largo de este periodo considerado como “La Revolución Ciudadana”, ha existido cambios progresistas que han beneficiado al país, uno de de ellos y el más importante es la nueva constitución, considerada como la más avanzadas y democráticas de la historia nacional.

Así mismo, uno de los aspectos destacables es el rescate de la soberanía incluso en una de sus frases como “La Patria Vuelve”; también la frontalidad y la dignidad al rechazo de la invasión ocurrida el 1 de marzo del 2008 por parte del gobierno fascista colombiano y sobre todo la actitud soberana para expulsar a agentes de la CIA dentro de las fuerzas de seguridad nacional, como también la posible (y obligada) no renovación del contrato con la Base de Manta ocupada por el ejercito yankee.


Frente a este tipo de acciones, la colectividad ecuatoriana se ha visto reflejada por las decisiones que ha tomado el presidente, lo que ha dado como resultado que las masas se representen y apoyen a Rafael Correa como a su proyecto político. Por lo que no es coincidencia que ha ganado, hasta ahora, todo a través de las urnas.En medio de esta realidad se presentan los campos de batalla para las próximas elecciones este 26 de abril.Ahora bien, como se dijo en un inicio, se puede notar concretamente la clara división de los grupos que están dentro, en contra y fuera de este proceso. Pero ¿Cuáles son estos grupos?


Antes de contestar esta pregunta recordemos lo que dice Lenin en “Las tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo”. “…Los hombres han sido siempre, en política, víctimas necias del engaño ajeno y propio, y lo seguirán siendo mientras no aprendan a descubrir detrás de todas las frases, declaraciones y promesas morales, religiosas, políticas y sociales, los intereses de una u otra clase”.


Sin duda en estas elecciones se presentan intereses de una y otra clase.Bien, las masas, el pueblo, se identifica con las posiciones reformistas que está realizando el gobierno; frente a estas reformas, algunos candidatos a la presidencia como: Álvaro Noboa (Empresario multimillonario, explotador de niños y trabajadores que desea comprar la presidencia) y Lucio Gutiérrez (militar vende patria, quizá agente de la CIA, clase social alta, ex presidente que no murió en el intento y escapó cobardemente) se han presentado con propuestas en contra, de ataque hacia Rafael Correa. Este es el grupo de candidatos que están en contra del proceso y además son considerados como la nueva derecha, en resumen la misma mierda con otras moscas.


El otro grupo de candidatos es el grupo de los “mega – súper – ultra” izquierda, que salen hasta de los parámetros de orientación. Se han presentado con propuestas muy parecidas (por no decirlo idéntica) a las del actual gobierno. A su vez este grupo no llega ni al 15% del voto electoral, es más, divide al proyecto nacional. Este grupo que tal vez conozca que posee una poca aceptación nacional, se quiere considerar fuera del proceso, fuera de la historia y fuera de la realidad. Este es el grupo de los separados.


Por último existe otro grupo que está dentro del proceso, este grupo cabe dividirlo en dos secciones: los oportunistas y progresistas.
El Movimiento Alianza País, es en su conjunto heterogéneo de planteamientos políticos, además involucra personajes con tendencia de derecha, socialdemócratas y una supuesta izquierda. Este movimiento que carece de una clara línea política o por lo menos una posición ideológica definida, ha dado como resultado que se presente, en las futuras elecciones, con gran cantidad de personajes desconocidos de cualquier proceso de lucha social, carentes, muchos de ellos, de una propuesta política en beneficio del pueblo ecuatoriano.


Esta falencia del Movimiento País, da la connotación de poseer en sus filas –sin temor a equivocarme- personajes oportunistas que intentan utilizar este proceso para beneficio personal.
Además, por el carente sentido de pertenencia hacia una ideología, los candidatos electos están susceptibles a cualquier desviación dentro del proyecto progresista que vive el país. Es más, aunque no interfieran en el proceso, muchos de ellos solo servirán para alzar la mano. He ahí la importancia de un partido consolidado con conciencia de clase.

Por otro lado se encuentran los progresistas, quienes apoyan el proceso que se vive. Analicemos en que basan su apoyo.


Tomando en cuenta los aspectos positivos, anteriormente mencionados, y recalcando que las masas se encuentran con Rafael Correa (no necesariamente con Alianza País); estos movimientos progresistas han comprendido que este proceso reformista puede ser una estrategia táctica para un cambio revolucionario hacia el Socialismo para el siglo XXI. Todos estos grupos que se han involucrado al apoyo de este proyecto político, han sido considerados despectivamente como “reformistas, correistas o traidores”, estos adjetivos sin un análisis concretos y sin argumento alguno, han quedado únicamente en calumnias superfluas que hacen juego con la derecha.


Pero ¿Cómo no ser correistas y estar con Correa?


Esta es una pregunta, que quizá muchos fundamentalistas “anti-todo” ni siquiera han intentado responder o tal vez ni preguntarse.


La llamada Revolución Ciudadana cuyo proyecto se enmarca en una Revolución Nacional Democrática, es necesaria. Sabemos que son cambios simplemente reformistas pero es importante defenderla para enfrentar al principal enemigo que es el Imperialismo Norteamericano, así como a las oligarquías “vende patria” que han secuestrado al país. En esta lucha por la soberanía - cuidado confundimos un falso sentimentalismo, porque estas oligarquías, estos burguesitos entienden por democracia, por libertad, por soberanía algo muy diferente de lo que entienden las masas y el pueblo revolucionario. La soberanía de abajo por nuestra dignidad no es igual a su soberanía que prostituye al país – debemos incorporar al proceso a la mayor cantidad de sectores progresistas del pueblo.


Ernest Mandel, militante trotskista, en el libro "Introducción al Marxismo" dice claramente "Es perfectamente posible combinar una participación en las luchas por las reformas inmediatas con la preparación de la vanguardia obrera para luchas antimperialista que provoque en su amplitud una crisis revolucionaria en la sociedad. El rechazo radical de toda lucha por las reformas implica la aceptación pasiva de un deterioro de una situación de la clase obrera, creyendo que ésta sea capaz de repente de derrocar al capitalismo de un golpetazo en la espalda. Semejante actitud es utópica y reaccionaria. Son reaccionarias porque sirven objetivamente a la causa capitalista".


La revolución –debemos tener muy en cuenta- no la hacen las personas aisladamente o algunos auto-elegidos, la revolución la hacen las masas, el pueblo; si no estamos con el pueblo no podremos organizar la revolución. Pues bien, como hemos dicho las masas se representan con las reformas de Correa, esto no significa que debamos dejar que las masas se alejen y se vayan con el Movimiento País. Es de vital importancia que los partidos revolucionarios se involucren con el proceso y por ende con el pueblo y comenzar a organizar la revolución pero desde abajo. Si nos separamos del pueblo, si ofendemos a un proyecto que el pueblo lo acepta, el pueblo nos considerará su enemigo.


Debemos utilizar esta Revolución Ciudadana; ir hacia el pueblo para continuar estos cambios cuantitativos hacia la verdadera Revolución Socialista.


Usemos un mejor y actual ejemplo. El Comandante del Estado Mayor Central de las FARC-EP, Jesús Santrich, en su última publicación acerca del “Bolivarismo y marxismo, un compromiso con lo imposible” analiza la vigencia de la utopía por la construcción de un mundo nuevo. En uno de sus párrafos, sobre el socialismo utópico, explica que el marxismo NUNCA NEGÓ de dicho socialismo, sino que lo SUPERÓ, lo desarrolló.


Así mismo, debemos aprovechar la Revolución Ciudadana para superarla hacia el Socialismo, no podemos negar el proceso histórico que se vive en Ecuador, no podemos negar la realidad. El Socialismo no se hace por decreto, el Socialismo se lo organiza y se lo construye. Parafraseando a Lenin: Nuestra consigna en el momento actual no debe ser "lanzarse al asalto", sino "organizar debidamente el asedio de la fortaleza enemiga"


Es muy fácil criticar estando fuera o en contra, así como es muy fácil caer en supuestos “purismos”; lo difícil es trabajar dentro de la cueva del lobo sin perder nuestro objetivo, nuestro rumbo y sin olvidar que la Revolución es Socialista o Caricatura de Revolución.


En este momento histórico que vive el Ecuador recordemos las palabras del camarada Julius Fucik:


Cuando la lucha es a muerte;

El fiel resiste;

El indeciso renuncia;

El cobarde traiciona;

El burgués se desespera;

Y el héroe combate.


Quito, 13 de abril 2009