domingo, 21 de febrero de 2010

Las ideas del imperialismo son ahora las ideas dominantes: el sentido común




Por: Abya Yala
Juventud Comunista del Ecuador

Cuando Lenin hablaba acerca de las correlaciones de fuerza y su dinámica dentro de los procesos sociales explicó con claridad la necesaria consolidación que deben tener las fuerzas revolucionarias para mantenerse guiados siempre por el objetivo de vencer al imperialismo y desenmascarar, a través del enfrentamiento, a los sectores oportunistas que se encontraran como saltarines de las barricadas en los puntos de enfrentamiento y lucha social.

La intransigencia estratégica contra el imperialismo –como decía el Che- continúa siendo el objetivo y la plataforma de lucha de los países dependientes de un capital monopólico internacional, América Latina posee la maldición histórica de no haber contado con el papel original de una burguesía que juegue en su momento el protagonismo revolucionario y soberano en las construcciones de los Estado – Nación; conllevando a la fragilidad de su institucionalidad democrática, económica y sobre todo política.

Desde sus orígenes nuestros “burguesitos” se representaron con los intereses de los grandes burgueses imperialistas y al mismo tiempo intentaron –tontamente- imitar cada una de sus características de vida, desde tomar té, imitando a los ingleses antiguamente, hasta comerse una McDonald gringa actualmente.

En nuestro país el Estado Nación –tomando en cuenta Estado como un aparato político y Nación como una representación ideológica- se ha encontrado conformado por estos “burguesitos” que no representaron en ningún momento a nuestros intereses nacionales, sino representaron humillantemente a los intereses imperialistas, por lo tanto las políticas económicas son basadas en la dinámica de las grandes transnacionales que explotan mano de obra y materia prima en nuestros territorios. Consecuentemente si no contamos con una soberanía económica peor podremos contar con una soberanía nacional- cultural que refleje nuestra verdadera identidad.

En el texto de Marx y Engels sobre la oposición entre las concepciones materialistas e idealistas, expresan: “Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época; o, dicho en otros términos, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad es, al mismo tiempo, su poder espiritual dominante. La clase que tiene a su disposición los medios para la producción material dispone con ello, al mismo tiempo, de los medios para la producción espiritual, lo que hace que se le sometan, al propio tiempo, por término medio, las ideas de quienes carecen de los medios necesarios para producir espiritualmente”.

Esta superación marxista sobre las consideraciones idealistas, fue escrita durante los años de 1845 y 1846 cuando el capitalismo aceleraba su consolidación como sistema mundial, sin embargo no se podía todavía hablar de un imperialismo, será en 1916 cuando Lenin analizará al imperialismo como preludio de la revolución socialista.

Esta diferenciación del contexto histórico nos permitirá comprender como la revolución nacional democrática continua siendo la estrategia para vencer al imperialismo y la táctica para combatir al capitalismo; no como un manual etapistas sino como un proceso necesario frente a una realidad concreta.

Marx y Engels cuando se referían a la clase dominante en una época determinada, se referían al mismo tiempo al desenvolvimiento del capitalismo en el Estado-Nación y como esta clase poseedora de los medios de producción imponía a través de su vida material la reproducción de ideas. Lo que posteriormente Gramsci llamará el sentido común relacionado con la hegemonía. Así pues, la estructura dominada por los burgueses establecerá la superestructura hacia toda la población.

Sin embargo la metodología marxista sumado la doctrina leninista del imperialismo, aplicada a la realidad nacional, explica que la única forma concreta de lucha en los momentos actuales es la conquista de nuestra segunda y definitiva independencia.

Ecuador, ni siquiera cuenta con la imposición de un sentido común propio generado por nuestra burguesía, sino que es el producto de la tercerización establecida desde el imperialismo, cumpliendo, nuestras burguesías, la función de intermediarias y transmisoras.

Por lo que las ideas del imperialismo son ahora las ideas dominantes.

En este contexto de dominación imperialista, donde las grandes potencias monopólicas capitalistas se reparten y disputan, tanto los espacios de saqueo, explotación y mercado, los procesos de revolución nacional, liberación nacional, nacionalismo; juegan un papel revolucionario por enfrentar directamente al imperialismo y como consecuencia simultánea a la burguesía y oligarquía “nacional”.

El proceso de la revolución nacional democrática se caracteriza por conseguir la necesaria independencia económica, acompañada a su vez por la nacionalización y avance industrial dentro del esquema económico nacional, tomando en cuenta que este proceso beneficiará a todos los sectores progresistas, sin olvidar que su culminación será en la verdadera revolución socialista, ya que la organización del sector obrero- campesino será el que tome el poder del estado.

En esta lucha nacional frente al neo-coloniaje imperialista, debemos tomar en cuenta que no todos los sectores que conformarían el frente anti-imperialista optarían por la construcción del socialismo y será en este mismo proceso donde se deslicen los sectores sociales a favor o en contra de un verdadero proceso revolucionario.

Hoy el imperialismo se encuentra completamente amparado por un estado de derecho con toda la fuerza punitiva en contra del que trate de, no solo enfrentar, sino resistir sus políticas represivas que mantiene su hegemonía mundial. Es ahí donde, en cada espacio que se levanten acciones de lucha anti- imperialistas se verán criminalizadas y eliminadas por el hecho de lo que ellos llaman “perturbar la paz social y estabilidad política”, que sería en realidad atacar la paz americana que consagra a los Estados Unidos contenedores totalitarios de las activas estructuras de poder.

La acometida reaccionaria ante procesos nacional- democráticos serán intensos ya que como decía Mariátegui, el nacionalismo en países coloniales es revolucionarios por defender la soberanía nacional frente la avasalladora dominación imperialista, es por eso que una correcta lectura de correlación de fuerzas es importante para poder posicionarnos frente al verdadero enemigo, defendiendo el proceso de avanzada. Para esto, es necesaria la transformación de conciencias para deslegitimar toda forma de reproducción de las construcciones de un sentido común prostituido al discurso de poder dominante y crear un discurso alternativo desde las bases que respondan a las demandas mismas del pueblo, de los desposeídos.

A su vez, las falacias acerca de un supuesto etapismo que se subordine a las política estalinistas o maoístas, las cuales consideran a la revolución en América Latina no como socialista sino como –únicamente- agraria anti-imperialista, caerían en un grave error estratégico en los momentos actuales y una traición táctica en los momentos decisivos de lucha contra el capitalismo.

El Che en su Mensaje a la Tricontinental expresa: “Sinteticemos así nuestras aspiraciones de victoria: destrucción del imperialismo mediante la eliminación de su baluarte más fuerte: el dominio imperialista de los Estados Unidos de Norteamérica. Tomar como función táctica la liberación gradual de los pueblos, uno a uno o por grupos, llevando al enemigo a una lucha difícil fuera de su terreno; liquidando sus bases de sustentación, que son sus territorios dependientes” y poco antes de concluir su mensaje expresa: “Toda nuestra acción es nuestro grito de guerra contra el imperialismo y un clamor por la unidad de los pueblos contra el enemigo del género humano: los Estados Unidos de Norteamérica”

Es así que no podemos construir el socialismo por decreto, todas las luchas son procesos que permitirán seguir avanzando y madurando. El infantilismo izquierdista pretende implantar el socialismo de la noche a la mañana cayendo en prácticas reaccionarias y aliándose con la propia derecha. Todos los sectores progresistas serán protagonistas de la lucha anti-imperialista, de la revolución nacional democrática, por la conquista de nuestra segunda y definitiva independencia.

Porque la revolución socialista abarca a todo proceso anti-imperialista, soberano, democrático y nacionalista revolucionario; sin olvidar la eliminación continua y gradual de todos los sectores que se transformarán en reaccionarios. La revolución nacional será socialista en la medida que se logre la toma del poder por parte de la consciente organización proletaria y en el grado que golpee permanentemente al imperialismo a escala mundial.

No hay más cambios que hacer; o revolución socialista o caricatura de revolución.



Quito, 21de febrero del 2010