martes, 2 de junio de 2009

MANIFIESTO INTERNACIONAL PARA DESCRIMINALIZAR LA LUCHA INSURRECCIONAL EN COLOMBIA Y LA SOLIDARIDAD MILITANTE CON LAS FARC-EP


El imperialismo norteamericano, conjuntamente con la pútrida oligarquía colombiana, encabezada hoy por los narcoparamilitares Álvaro Uribe Vélez y Juan Manuel Santos, como parte de la guerra de baja intensidad que llevan adelante contra las FARC-EP, han diseñado una estrategia propagandística para descalificar y criminalizar a ésta organización revolucionaria y a todos quienes, de una u otra forma, conscientes de la legitimidad de la lucha insurreccional en Colombia, respaldamos a nuestros hermanos guerrilleros en el enfrentamiento contra los explotadores y opresores de la nación colombiana.


Los detentadores del poder pretenden ocultar las causas fundamentales del conflicto social en Colombia. Seguidores del maestro de propaganda del nazifascismo, Joseph Goebbels, estos grupos neofascistoides, dirigidos por el imperialismo yanqui, quieren atribuir la violencia que se vive en ese país a la existencia de las FARC-EP.

Mentirosos contumaces, quieren esconder que la causa fundamental del conflicto armado en el hermano país tiene que ver con la pobreza que existe como resultado de la explotación social a la que está sometida la mayoría de colombianos. Los datos demuestran lo expresado: el 49,2% de la población es pobre, la pobreza extrema alcanza el 14,7%, lo que equivale a 7,4 millones de personas viviendo en la indigencia. En la zona rural la situación todavía es peor, elevándose a 60% los hogares que viven por debajo de la línea de pobreza. En el campo, 12 mil terratenientes son poseedores ilegítimos de 22 millones de hectáreas de las tierras cultivables, mientras tres millones y medio de campesinos poseen apenas 2 millones de hectáreas. En el mundo Colombia ocupa el tercer lugar entre los países con mayores desigualdades económicas y sociales, las cuales se han hecho más evidentes por la aplicación de las políticas neoliberales, privatizadoras que imposibilitan a la mayoría el acceso a la vivienda, a la salud, a la educación.

Los falsificadores de la historia, a través de una poderosa campaña de propaganda en la que combinan la mentira y el terrorismo mediático para lograr la alienación y la manipulación de masas, ambicionan mantener sus engaños respecto a las FARC-EP para generar una matriz de opinión en Colombia y otras partes del mundo, desfavorable a la insurgencia. No han escatimado absolutamente nada para desprestigiar a esta valerosa organización a la que han calificado como grupo de delincuentes, narcotraficantes y terroristas.

Los criminales, mafiosos y asesinos del pueblo colombiano pretenden endilgar a las FARC-EP lo que ellos realmente son.

En la década de 1980 fueron el Estado colombiano, conjuntamente con los carteles de la droga y los paramilitares, los que ejecutaron a cinco mil militantes de la Unión Patriótica. De igual manera el Ejército Colombiano ha sido el responsable de la muerte de campesinos inocentes para luego hacerlos pasar como bajas guerrilleras. Asimismo, los grupos paramilitares, financiados por los terratenientes, ganaderos y narcotraficantes son los que con motosierra en mano han descuartizado a campesinos acusándoles de apoyar a la guerrilla. Por otro lado, el propio Álvaro Uribe fue señalado por un informe de inteligencia de EEUU como narcotraficante. Uribe fue colaborador cercano de Pablo Escobar.

La realidad va desmontando y demostrando la falsedad de los argumentos y aseveraciones de los
verdaderos criminales del pueblo colombiano.

Sin embargo, tienen la ventaja de poseer los mecanismos necesarios para fabricar el consenso. La industria mediática juega un papel fundamental en este sentido. Las falsedades sobre la salud de Ingrid Betancourt así lo demuestran. Hoy se sabe que nada de lo que se dijo fue real. Igual ha sucedido en otros casos como el collar bomba colocado a la señora Elvia Cortez, hecho que fue atribuido a las FARC-EP y que se divulgó al mundo como una de las noticias que confirmaban la crueldad de esta organización armada. Hasta hoy día personajes rastreros y serviles como Plinio Apuleyo Mendoza, siguen repitiendo esta historia falsificada, hecho que se demostró plenamente que fue cometido por delincuentes comunes.

Pero falsimedia tratará siempre de tergiversar y ocultar la realidad. Así sucedió cuando uno de los prisioneros en manos de las FARC-EP, el gobernador Alan Jara, señaló cosas distintas a las que le interesaba a la propaganda oficial cuando fue liberado por la guerrilla. A las declaraciones de Alan Jara se les pretendió quitar importancia señalando maliciosamente que sufría del síndrome de Estocolmo.

La criminal oligarquía colombiana, subordinada a los intereses del imperialismo yanqui, pretende negar al pueblo el derecho legítimo a su defensa y a la insurrección. La lucha de los débiles es condenada por aquellos que se creen exclusivamente con la potestad de ejercer la violencia contra los otros, con el manido argumento de estar defendiendo los intereses de toda la sociedad, la democracia y la legalidad. Lo que no dicen es que el Estado y sus fuerzas represivas, legales o no, defienden intereses de clase, que la democracia en Colombia es una entelequia y que la legalidad está diseñada para proteger a los grupos de poder económico y no a la mayoría.
La violencia defensiva y combativa ejercida por los colectivos sociales frente a sus explotadores y represores es presentada como una amenaza no sólo para los poderosos, sino para todo el colectivo social.

Los que han sumido al pueblo en la miseria, los que lo asesinan a diario, los que permanentemente ejercen el terrorismo cobarde y cruel contra la mayoría de colombianos, quieren adjudicarse el derecho exclusivo del ejercicio de la violencia y privar al pueblo de su capacidad de autoorganización y autodefensa.

Lamentablemente, muchos sectores y personajes que se han autocalificado como progresistas también se han dejado convencer por la propaganda del imperialismo yanqui y la oligarquía colombiana contra las FARC-EP, sumándose a los ataques contra la insurgencia revolucionaria. Escritores que se proclaman comunistas hormonales; románticos soñadores que ven al CHE como un ícono de Hollywood; gobernantes y líderes de izquierda que por defender sus políticas de Estado o sus intereses partidistas prefieren no expresar la solidaridad internacionalista con la lucha del pueblo colombiano; reformistas y conciliadores de siempre, pretenden dar lecciones a las FARC-EP sobre lo que deberían hacer o dejar de hacer.

¡Qué equivocados están estos individuos y estas organizaciones! No han leído o no han comprendido las enseñanzas que nos legara el Che en su “Mensaje a los pueblos del mundo a través de la Tricontinental”, donde hace un llamado a practicar en forma efectiva, militante y práctica la solidaridad con la lucha de los pueblos contra nuestros enemigos: el imperialismo yanqui y las oligarquías criollas.

Las y los revolucionarios, bajo ninguna circunstancia, deben asumir como propio el discurso de los que los explotan y oprimen.

Las FARC durante estos 45 años de lucha han estado junto al pueblo, en defensa de los intereses de la mayoría pobre. Gracias a su existencia el Estado narcoparamilitar colombiano y el águila del norte no han podido imponer en forma más abierta sus políticas criminales y explotadoras no sólo en Colombia, sino en toda América Latina.

Las FARC-EP han demostrado en la praxis mantener una conducta ética revolucionaria consecuente entre el pensar y el hacer. El ejemplo de modestia, de perseverancia y de optimismo lo dejó plasmado en cada guerrillero fariano el Comandante Manuel Marulanda Vélez. De igual manera lo hicieron Raúl Reyes e Iván Ríos.

Al cumplirse 45 años de existencia de las FARC-EP, quienes conocemos de cerca la lucha del pueblo colombiano expresamos públicamente nuestro respaldo a esta organización a la cual brindamos nuestra solidaridad militante, porque estamos conscientes de que los verdaderos criminales y terroristas son el imperialismo yanqui y la oligarquía colombiana.

Hacemos un llamado a todas las fuerzas de izquierda, progresistas y auténticamente revolucionarias, a las y los intelectuales, a las y los trabajadores, a las y los estudiantes, a las amas de casa, a la juventud rebelde para que se adhieran a este manifiesto con el propósito de decirle al mundo, pero principalmente a quienes quieren criminalizar la lucha revolucionaria de los pueblos y particularmente, la lucha de las FARC-EP, que aquí estamos, que no somos delincuentes, que no pueden criminalizarnos por ejercer el derecho histórico a la solidaridad revolucionaria, al internacionalismo, a la autoorganización, a la autodefensa, a la insurrección y a la rebelión.

Contra la mentira y el miedo que pretenden imponer a los pueblos del mundo, levantemos nuestra voz en defensa de las y los luchadores colombianos farianos.

¡Hemos jurado vencer, venceremos!

Adhesiones:
Dax Toscano Segovia, Comunicador Social, Docente universitario (Ecuador)
Gabriela Villacis Tipán, estudiante universitaria (Ecuador)
Juan Francisco Torrres, Secretario General (CPP) Juventud Comunista del Ecuador. Estudiante Universitario (Ecuador)
Narciso Isa Conde Dirigente Dominicano Círculos Caamañistas
Carlos Casanueva Troncoso Secretario Ejecutivo de la Coordinadora Continental Bolivariana
Nestor Kohan, Intelectual y militante Argentino
Movimiento Guevarista Revolucionario
Albert Buigues Ortolà, Estudiant de Fisioteràpia, Països Catalans
Alejandro García Ibarrola Militante de los CJC-JCPC (Partido Comunista de los Pueblos de España) Catalunya
Beatriz Ilardia Olangua/Euskal HerriaAssociació Cultural La Fornal -Vilafranca del Penedès- Catalunya